Centro de Quemados y cirugía Plástica

Prevención

Prevención

Las quemaduras son un problema muy frecuente, las grandes lesiones comportan una alteración gravísima para el enfermo, tanto por sus consecuencias patológicas como por el elevado costo de la asistencia, el prolongado tiempo de internación y el sufrimiento moral que se extiende, naturalmente a sus allegados.

Alrededor del 45% de los pacientes que sufren quemaduras graves exteriorizan limitaciones en su actividad, un 15% tiene lesiones incapacitantes absolutas. Aproximadamente el 75% de los accidentes que producen quemaduras ocurren en el hogar.

En nuestro tiempo el auge del empleo de los productos químicos, el desarrollo del tránsito, la utilización de medios de comunicación mecánicos, los conglomerados sociales, son factores que aumentan el número de accidentes. En la era atómica la preocupación se incrementa, hasta llegar a niveles impredecibles.

La especialidad requiere que los tratamientos se efectúen en centros idóneos que dispongan de los elementos técnicos apropiados, con personal que goce de una efectiva capacitación y que sea conocedor de las múltiples facetas que deben considerarse en la curación del quemado.
La curación y la reparación son las demandas ordinarias que la sociedad debe satisfacer. Sin embargo, ellas serían insuficientes si no fueran precedidas por una intensa campaña de educación que tienda a prevenir los riesgos de las quemaduras.

Quienes por dedicarnos a la especialidad tenemos contacto cotidiano con los peligros de las quemaduras, sentimos la obligación moral de extender esta acción preventiva a todos los sectores de la sociedad. Cada día la ciencia médica asigna un papel más destacado a la prevención de las enfermedades y los accidentes, como instancia fundamental del proceso de cuidado de la salud.

Con modestia queremos brindar a la población la experiencia recogida, en el afán de evitar nuevos dolores. Lo hacemos pensando en el ejemplo que recibimos de nuestros mayores, con la convicción de que la medicina curativa es insuficiente cuando no es apoyada con una vigorosa medicina preventiva, sabedores; de la obligación ética que tenemos para con nuestra sociedad que nos ha brindado el privilegio de confiarnos el cuidado de su salud, esperanzados en que el sencillo aporte que podamos hacer sea eficiente para atenuar dolores materiales y morales.
El paciente, entre nosotros, es el centro de atracción de una pluralidad de especialidades. El nudo donde convergemos muchos, que nos damos cita en el desesperado afán de supervivencia y rehabilitación.

Los progresos aparecidos durante los últimos 25 años, en la asistencia al paciente quemado con lesiones térmicas, han reducido su mortalidad por shock, lesiones por inhalación e infecciones.
Como testigos de esta mayor supervivencia, en la actualidad prestamos más atención a la morbilidad de las quemaduras y a descubrir métodos para acelerar la inserción del paciente, en su vida normal.

Parte de este éxito se debe atribuir sin duda alguna al progreso técnico pero es, en definitiva, el elemento humano, el que ha condicionado la mejor asistencia al quemado.

Alexander Wallace, quien fuera Secretario de la Sociedad Internacional de Quemaduras, afirmó el concepto tradicional de “evitar es mejor que curar”, e n ocasión del IV Congreso Internacional de Quemaduras que se celebró en Buenos Aires en 1974.
El decía también, que era preferible adelantarse a la quemadura, en vez de tratarse sus consecuencias.
Un programa sanitario para encarar el problema del quemado, debe contemplar su frecuencia, que es nuestra preocupación, y también una educación adecuada para llegar a la prevención.
En la prevención, lo básico, es la educación de la salud.

Los accidentes son las causas más frecuentes de mortalidad. Las quemaduras se encuadran dentro de los accidentes. La inmensa mayoría de los accidentes no son casuales, ni el producto de la fatalidad, sino de la imprevisión, la imprudencia, el descuido, la desesperación, el desconocimiento del peligro, la negligencia y otros conocidos aliados del desastre, cualesquiera que sean los protagonistas, las circunstancias y los lugares donde se produzcan.
El objetivo general de toda acción preventiva es la concientización.

La Fundación de Ayuda la Quemado que dirijo, entre sus pilares fundamentales y objetivos está la Prevención, es decir llamar a la concientización de todos los habitantes, el peligro cierto y concreto que se deriva del fuego y de los elementos de combustión.
Aspiramos a entrar en cada hogar creando hábitos de seguridad familiar desde la infancia. Hacer conocer a los niños y a sus padres, las precauciones que debe adoptarse a fin de evitar siniestros cuyo precio es ordinariamente